Lecciones griegas: desde fundamentos macro a la competitividad
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Sergio Lehmann
Grecia, cuna de las ciencias y la democracia, sucumbió ante la irresponsabilidad fiscal, la inflexibilidad de su economía, la baja competitividad y los subsidios generosos, pero distorsionadores, de sus socios europeos.
Estos antecedentes hacían prever que la situación de la economía griega iba derecho al despeñadero. A pesar de las señales, el resto de Europa tardó en notarlo. ¿Qué explica esta ceguera?
Las autoridades griegas fueron especialmente creativas en materia contable, de forma de ocultar las cifras que mostraban la vulnerabilidad de su economía. Adicionalmente, utilizando un argumento más propio de la sociología, la permisividad se fundamenta en que Occidente aún percibe una deuda cultural con la Antigua Grecia, cuyos herederos se han dormido en su esplendoroso pasado a pesar de que han transcurrido más de dos milenios desde entonces.
Podemos extraer algunas lecciones de la crisis griega o recordar premisas básicas de un buen manejo económico.
En primer lugar, es fundamental mantener un gasto fiscal acotado, de forma de evitar trayectorias insostenibles de la deuda pública. La regla fiscal estructural en nuestro país es un garante en esta materia. Dar cumplimiento a la misma y alcanzar las metas referidas al balance estructural que nos hemos definido, fortalece la economía y estimula la inversión. En segundo lugar, es clave la flexibilidad económica. Destaca en esta materia el rol de un mercado laboral que se adapte de manera rápida a las condiciones externas siempre cambiantes. No es casualidad que la economía estadounidense haya logrado salir de las más grave crisis desde la Gran Depresión de manera mucho más rápida de lo que lo está haciendo Europa, en donde varios países muestran economías rígidas y excesivamente proteccionistas. Ello conlleva una condición imperativa en la discusión respecto de la reforma laboral en Chile: debemos mantener una flexibilidad suficiente, de forma que las empresas logren ajustarse a los cambios en el entorno económico. Cabe consignar que la actual propuesta de reforma no da ese espacio, haciendo necesario la búsqueda de acuerdos que lo generen.
Finalmente, es importante fortalecer la productividad, estimulando la innovación y la capacitación. Grecia ha aprendido con rudeza que no es suficiente quedarse con los legados de Pitágoras o Sófocles. Debemos innovar y preparar a las nuevas generaciones a lidiar con las demandas de la sociedad, que van evolucionando de forma continua. Es necesario ir dando nuevas respuestas al desarrollo, frente a lo cual Chile no debe estar ajeno. De acuerdo con ello, es primordial elevar la inversión en investigación y desarrollo en nuestro país, que llega a tan solo 0,4% del PIB de acuerdo al Banco Mundial, una cifra muy pobre respecto de la que exhiben los países industrializados, más cercanas a 3% del PIB, y aquellos que han logrado dar un salto en su desarrollo, como son los casos de Corea e Israel, con gastos en torno a 4% del PIB. Para alcanzar este objetivo es necesario generar alianzas sólidas entre empresas y universidades, entre los sectores público y privado. No debemos esperar una próxima crisis para adoptar las lecciones que de tanto en tanto nos recuerda nuestra propia realidad o que extraemos de las experiencias traumáticas sufridas en otras latitudes.